Cuando un tumor se desarrolla, el evento no pasa desapercibido para nuestro sistema de defensa o sistema inmunológico. En la sangre o en la linfa hay células especializadas en reconocer a las células tumorales, los llamados linfocitos T, que al ser alertados abandonan los vasos y se mueven en dirección de la masa tumoral. Cuando la encuentran activan un ataque específico y muy eficiente que terminará, en la mayoría de los casos, eliminando definitivamente a todas las células malignas.

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